19 de abril de 2010

Credo por la Paz, por Martin Luther King


Hoy, en la noche del mundo, con la esperanza de la Buena Nueva, afirmo con audacia mi fe en el porvenir de la Humanidad.

Rechazo la idea de que en las actuales circunstancias las personas estén incapacitadas para hacer una Tierra mejor.

Rechazo la opinión de quienes consideran que las personas están de tal manera prisioneras en la noche sin estrellas de la guerra y el racismo, que nunca podrá llegar a ser realidad la aurora luminosa de paz y fraternidad.

Rechazo la predicción según la cual los pueblos descenderán uno tras otro por el torbellino del militarismo hasta el infierno de la destrucción atómica.

Creo que la Verdad y el Amor incondicional tendrán efectivamente la última palabra, pues la Vida -aunque provisoriamente derrotada- es siempre más fuerte que la muerte.

Creo firmemente que aun en medio de las bombas que estallan y los cañones que truenan, permanece la esperanza de un mañana luminoso.

Tengo el coraje de creer que un día todos los habitantes de la Tierra tendrán sus tres comidas por día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de sus corazones.

Creo igualmente que un día toda la Humanidad reconocerá en Dios la fuente del Amor, que la bondad salvadora y pacífica será algún día la Ley, que el lobo y el cordero reposarán juntos, que toda persona se sentará bajo su higuera en su propia viña y que nadie tendrá motivo
para tener miedo.

Creo firmemente que obtendremos la victoria.

1 comentario:

Miguel Fauré Polloni dijo...

construyendo ese nos/otros que comparta la misma fe...

un abrazo!

Te invitamos

Reuniones todos los jueves a las 19:00 hrs,
para más detalles escríbenos a
lacaidadelaluz@gmail.com

Paz en el corazón, Luz en el entendimiento.

Origen del Universo

La Luz convergió sobre sí y esto dio lugar al surgimiento de expresiones energéticas y materiales densas. Ese fue el paso de la caída de la luz. Aquello provocó la explosión original, y desde ese centro, proyectándose desde ese centro, radiación y masa de materia ígnea se expandieron a velocidades crecientes. De este modo, lo que fue configurándose como nebulosas, galaxias, soles, planetas y lunas de distintos sistemas, se sigue acelerando mientras se aleja de su centro original describiendo ciclos espiralados. A medida que se alejan esos cuerpos van regresando a su origen por su trayectoria curva, mientras se aceleran aproximándose a la velocidad de la luz. Finalmente, todos los cuerpos terminarán convirtiendo su materia en energía radiante y esta energía se transformará en luz que convexionará sobre un centro desde todas las direcciones del espacio curvo, para producir una nueva explosión creativa.

En síntesis: la Luz es eterna, es el origen y fin del Universo.


H. Van Doren.
Siloísmo, doctrina y práctica.